El calor extremo podría costarle a Bilbao hasta 2.500 millones de euros, el 9,5% de su PIB, en los próximos 70 años

Fundación AXA ha presentado un nuevo estudio sobre los riesgos a los que se enfrenta la ciudad de Bilbao y su tejido económico, ante el cambio climático

Presentación del estudio sobre los riesgos a los que se enfrenta la ciudad de Bilbao y su tejido económico, ante el cambio climático. Foto: Cebek

La ciudad de Bilbao registró solo en 2022 cerca de cinco olas de calor, un dato que supone un récord para la capital vizcaína y cerca del doble de su promedio histórico. La tendencia se mantendrá este año, alcanzando los 43,6ºC de temperatura máxima, dato que se agravará en los próximos años. De tal manera que se estima que para 2050 será habitual tener olas de calor por encima de los 38ºC durante una semana, y que se superen los 50ºC de máxima. Así se desprende del último estudio elaborado por AXA Climate sobre los efectos del cambio climático en Bilbao y su impacto en el tejido empresarial(*). El análisis se ha presentado en unas jornadas de sensibilización a la adaptación climática regional, en un evento organizado en la ciudad vizcaína de la mano de la Fundación AXA y Cebek, con motivo del Día Mundial del Medioambiente, que se celebra el 5 de junio. El acto ha contado con la presencia de Guillermo Buces, presidente de Cebek, Confederación Empresarial de Bizkaia; y Josep Alfonso Caro, director general de Fundación AXA, entre otros.
Josep Alfonso ha destacado la importancia de “trabajar en materia de prevención para evitar que los riesgos climáticos se materialicen y acaben causando un perjuicio social, económico o medioambiental. En este sentido resulta fundamental la formación y la información para tratar de actuar sobre las causas, y anticiparnos a ellas”. En la misma línea, Buces ha subrayado que “anticiparse a los riesgos es clave para garantizar la competitividad y la resiliencia de nuestras empresas. Pero también creemos que esos riesgos pueden convertirse en oportunidades: oportunidades para transformar, innovar y avanzar hacia una economía más sostenible. Por eso, impulsamos programas como PYME Circular, que ayudan a las empresas a identificar sus impactos ambientales, comprender sus riesgos y explorar nuevas formas de generar valor a través de productos y servicios más sostenibles. La sostenibilidad no es solo una obligación, sino una oportunidad estratégica para nuestras pymes”.
La presentación de las conclusiones del informe ha corrido a cargo de Álvaro Prida, experto en gestión de riesgos por inundaciones de AXA Climate; y de Rita Echeverria, experta en formación en sostenibilidad de AXA Climate. Estas condiciones climáticas extremas tendrán sus efectos negativos en la sociedad y en el tejido económico bilbaíno. Principalmente en la salud de las personas que se verán gravemente afectadas y aumentado el número de patologías y de fallecimientos por el calor. Al mismo tiempo, también tendrá consecuencias en la productividad de los trabajadores, ya que se exponen a potenciales lesiones (que ya aumentaron en un 23% en 2023 debido a las altas temperaturas) y, en ocasiones, se verán obligados a interrumpir sus tareas. En este sentido, Prida ha asegurado que “se estima que en periodos cálidos prolongados con 38ºC durante siete días, cada empleado pierde una jornada laboral de 8 horas”. Por ello, prevé que “Bilbao podría llegar a perder hasta el 9,5% de su PIB, unos 2.500 millones de euros, debido al calor extremo de aquí al 2100”.
A nivel nacional, España es uno de los países que más se está viendo afectado por esta crisis climática, siendo uno de los territorios que más rápido se calienta por encima de la media mundial. Para paliar esta situación, se dedican 1.700 millones de euros al año a la gestión de todo tipo de desastres naturales, principalmente a través de la actuación de la UME. Para 2050, según el informe, el país se enfrenta a diferentes escenarios, entre ellos, una caída total del 4,4% del PIB si se mantienen las políticas actuales de descarbonización global. 
Asimismo, en el estudio se ofrecen consejos para poder concienciar sobre estas situaciones de calor extremo, centrado en acciones que las empresas pueden implementar. Entre ellas destacan las campañas de sensibilización para entender mejor los síntomas y prevenir potenciales daños, reorganizar o rediseñar los espacios con mayor presencia de vegetación o modificar los horarios de trabajo, así como la tropicalización de la maquinaria y los sistemas de aire acondicionado. 
 
Las lluvias extremas aumentarán un 21% de aquí a 2050
En 1983 Bilbao sufrió una Gota Fría en pleno verano que dejó más de 500 litros de agua por metro cuadrado durante más de 24 horas. Este fenómeno provocó el desbordamiento de los ríos Nervión e Ibaizábal y supuso pérdidas por valor de 3.960 millones de euros, seis veces mayores que las causadas por la DANA en Valencia el año pasado. En este sentido, el estudio presentado por la Fundación AXA apunta a que este tipo de precipitaciones extremas podrían llegar a aumentar en un 21% en la ciudad vizcaína de aquí a 2050.  
A día de hoy si la crecida de 1983 se volviese a repetir en la capital vizcaína su impacto sería bastante considerable. “Se calcula que una inundación de 30 cm en Bilbao causaría daños entre el 10% y el 20% de los edificios residenciales, entre el 15% y el 25% en las instalaciones industriales y entre el 20% y el 35% en locales comerciales” ha señalado Prida. Según sus estimaciones, a 50 cm (el nivel de una inundación milenaria), los daños aumentarían considerablemente, alcanzando el 30-50% para las residencias, el 40-60% para la industria y más del 60% para las empresas, con importantes interrupciones de la producción. Con todo, hay que tener en cuenta que el impacto variará mucho en función del uso que haya del suelo, la urbanización de la ciudad en ese momento o las gestiones pluviales. 
Dado que estos eventos de inundación pueden ser recurrentes, es importante adaptarse a este contexto con el objetivo de reducir las vulnerabilidades de la ciudad. Para ello, apunta el informe de AXA Climate, se pueden poner en marcha diferentes tipos de medidas como la plantación de vegetación al lado de las riberas de los ríos, que permite una mejor absorción del agua, o con la integración de techos verdes o pavimentos permeables en la planificación urbana. También se podrían analizar la reubicación de infraestructuras en riesgo a zonas más seguras o la implementación de sistemas de defensa como diques costeros o ataguías portátiles. En este sentido, “la creación de sistemas que ayuden a anticipar estas inundaciones con un enfoque sistémico de flujos será clave para preservar la continuidad de todas las actividades económicas” ha afirmado Echeverria.  
 
En los próximos 25 años, el estrés hídrico se multiplicará por cinco
A pesar de que se prevé que aumenten las lluvias extremas, en general, el número de precipitaciones en la ciudad de Bilbao ha disminuido en los últimos años. De hecho, 2022 fue el año más seco que se haya reportado en la capital vizcaína. Por la contra, se prevé  que el consumo de agua vaya en aumento, ya que son imprescindibles para muchas industrias como la automotriz, la producción de energía o sectores tecnológicos, como los centros de datos detrás del ‘boom’ de la IA. En consecuencia, se espera que el riesgo de estrés hídrico se multiplique por cinco de cara a 2050, de acuerdo al estudio presentado por la Fundación AXA. 
En estos casos, la prevención vuelve a jugar un papel fundamental. Para paliar los efectos negativos de este tipo de situaciones de estrés hídrico, existe una gran batería de soluciones, como la reforestación, que permite aumentar la recarga de acuíferos y reducir la escorrentía del agua. También, se puede echar mano de tecnologías eficientes como el riego por goteo o de sistemas de recuperación y de reutilización de aguas residuales. 
El acto ha concluido con una mesa redonda que ha contado con la participación de Mercedes Martín, Oceanógrafa, Meteoróloga y presentadora de Antena 3 Noticias; y de Efrén Feliú, responsable de Adaptación al Cambio Climático de Tecnalia. Martín considera que “Bilbao está claramente expuesta a los efectos del cambio climático. La adaptación es urgente y debe ser compartida entre administraciones, empresas y sociedad civil. Identificar riesgos y actuar de forma anticipada es clave para reducir el impacto socioeconómico y humano”. También ha señalado que “la predicción es la primera herramienta de adaptación, pero no puede quedarse en lo técnico. Necesitamos alertas tempranas bien integradas en protocolos de respuesta.”
Feliú, por su parte, ha señalado que cuando las empresas hablan de adaptación al cambio climático “hablan de continuidad del negocio”, y considera que el País Vasco, en general, es una región con un gran volumen de información climática y con potentes planes de adaptación. En cualquier caso, ha apuntado que aún queda recorrido en materia de “colaboración público-privada, y asociacionismo”. “Hay que activar e impulsar la colaboración entre todos los agentes”, ha concluido.

*El estudio se ha basado en los indicadores climáticos de AXA que utilizan más de 10 modelos climáticos desarrollados por climatólogos y verificados por el IPCC. Al mismo tiempo se ha realizado un proceso de downscaling que garantiza una resolución más alta.

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