Ha pasado un siglo desde que nació el término robot. Su significado de base no ha cambiado, entendiéndolo como tecnología creada para ser de utilidad a las personas y hacerles la vida más fácil. Sí han cambiado su ámbito de actuación y aplicaciones. Un ejemplo es la automatización robótica de procesos (RPA), consistente en un software muy avanzado que puede llevar a cabo ciertas actividades humanas permitiendo a las personas centrarse en tareas de mayor valor añadido y que requieran creatividad, empatía y subjetividad, funciones en las que ninguna tecnología nos ha superado aún. Para poder entender mejor a qué nos referimos, centrémonos en