En la Guía de Innovación de 2021 escribí que teníamos que resistirnos a ser rehenes de la crisis. Me refería entonces a los efectos que aún coleaban de la pandemia, pero en estos momentos veo oportuno recuperar aquella reflexión para abordar con la misma determinación una situación económica que desde octubre añade la inestabilidad geopolítica a dificultades que ya estaban condicionando el día a día de nuestras empresas, como la crisis energética, los elevados tipos de interés y el encarecimiento de los suministros por la inflación. Volvemos a atravesar una coyuntura complicada que, insisto hoy, no podemos dejar que condicione nuestras metas,