La capacidad de innovación de una economía desempeña un papel fundamental para el crecimiento económico, ya que incide directamente en la productividad y puede contribuir, de manera decidida y decisiva, al crecimiento sostenible. No en vano, la innovación es uno de los factores básicos de la competitividad, junto a la estabilidad macroeconómica, la eficiencia del mercado laboral, el desarrollo tecnológico o la sofisticación de la empresa y del mercado financiero. Así, en un mundo cada vez más globalizado, con mercados cada vez más competitivos y clientes cada vez más exigentes, la necesidad de innovar es cada vez mayor. Necesidad entendida