El sector energético está sumido en un ciclo de cambios profundos, llamados a alumbrar nuevos paradigmas que cimentarán su futuro para las próximas décadas. La transición entre un modelo basado fundamentalmente en la energía fósil y otro más sostenible y descarbonizado que desemboque en el cumplimiento del objetivo de neutralidad climática en 2050 requiere de una hoja de ruta colaborativa y creíble, acompasada en el tiempo por la realidad, y debe abordarse salvaguardando una posición de fortaleza tecno-industrial a nivel europeo. En ese contexto, al País Vasco le corresponde dar continuidad al liderazgo que tradicionalmente ha ejercido en l