Andamos a vueltas con los “problemas” (al parecer hay muchos) de las pensiones, especulamos sobre todo tipo de males y catástrofes que se avecinan, nos lamentamos del “suicidio demográfico”… Y a la primera ocasión que tenemos, nos “prejubilamos” (horrible palabra e impropia donde las haya) o nos prejubilan. Queremos una cosa y su contraria. ¿Qué está pasando?. Las pensiones públicas o privadas pueden ser tan seguras y suficientes como de-seemos, siempre que no nos salgamos de la implacable lógica contable y actuarial a la que estamos obligados. Está en nuestra mano. Lo que no está en nuestra mano es que nos toque el premio gordo de una lo