“Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación”. Dickens en 1859, definió perfectamente el año 2020. Nadie podía habernos prepararnos para lo que íbamos a vivir. De la noche a la mañana, perdimos la libertad de pasear, de sentir el calor del sol y de abrazar a los que queremos. Se hundieron negocios y empresas y, con ellos, la estabilidad económica y emocional de muchas familias. 2020 nos enseñó que todo por lo que habíamos peleado y to
El 4.0 ha venido para quedarse. Hace diez años nadie había oído hablar de él, y ahora forma parte de todos los retos de nuestra sociedad. Hemos conseguido dotar de inteligencia a todo lo que nos rodea. Nuestras casas son inteligentes, los robots son inteligentes, las ciudades son inteligentes… y es que lo inteligente es innovar. Porque la calidad de vida depende del crecimiento económico. Y el crecimiento económico depende de la innovación Martín Wolf, economista jefe del Financial Times, va más allá en un artículo y se pregunta “¿Qué determina la innovación?”. Su respuesta no deja lugar a dudas: “Nuestro carácter emprendedor”. Dependemos