Vivimos un momento interesante, una situación en la que existe mayor demanda de talento del que el sistema educativo puede proporcionarnos. Vivimos un momento en el que aparecen nuevas profesiones y se necesitan nuevos perfiles que hace años no imaginábamos y que a día de hoy necesitamos para proporcionar soluciones a nuestros clientes. Añadido a esto, nos encontramos con nuevas generaciones (ahora millennials y en breve recibiremos a la generación Z) que tienen otras expectativas y necesidades muy diferentes a las que se tenían hace años. Una prueba de ello es que el salario emocional tiene mucha más importancia de la que tenía hace años.