La compañía alavesa Valecea, dedicada desde 1876 a la fabricación y diseño de espectáculos de pirotecnia, cerró el pasado 2017 como un ejercicio histórico, ya que logró duplicar su volumen de negocio con respecto al año anterior y consolidar su presencia en Europa como uno de los fabricantes de referencia.
La firma vasca ha visto cumplida con creces la apuesta por la internacionalización que inició hace ya dos ejercicios en el viejo continente y en estos momentos trabaja de forma regular y periódica para países como Italia, Francia, Bélgica, Portugal, Luxemburgo, Austria y Suiza. A estos destinos en breve se unirán Eslovaquia, Polonia y Hungría, con los que la empresa aspira a convertirse en uno de los principales actores del sector pirotécnico en el marco de la UE. No en vano, las previsiones económicas que esta pyme familiar maneja para el periodo 2018-2021 pasan por multiplicar por tres su actual volumen de negocio, siendo la apuesta exterior una pata fundamental en este Plan Estratégico.
A juicio de los hermanos Valdecantos, José Gerardo y Aitor, máximos responsables de la firma, “la decisión que tomamos de seguir produciendo en Euskadi de manera artesanal para luego vender fuera ha resultado la acertada. De ahí que el camino nos lleve a continuar en la misma senda en el corto plazo, tratando de buscar nichos de mercado que se adecúen a nuestra filosofía”.
Proceso completo
Valecea es en estos momentos el único fabricante vasco que aglutina la totalidad del proceso de fabricación pirotécnica, desde la propia pólvora hasta la manufactura de las candelas, monotines o carcasas. Todo, además, elaborado de manera artesanal.

Como consecuencia de la singularidad de sus proyectos, el pasado 6 de marzo fue reconocida en el Festival International d’Art Pirotechnique de Courchevel (Francia), donde recibió esta vez el prestigioso Premio del Jurado –en 2015 recibió el del Público-, que destacó la “gran calidad, duración, intensidad del color y uso de material ecológico y reciclable”.
Los hermanos Valdecantos destacan que “a partir de ahora también se deberá comenzar a mirar al cielo para calibrar el alcance de una industria ‘desconocida’ que, sin embargo, coloca a Euskadi como uno de sus principales referentes en el mundo”.