Hace un año escribía en estas mismas páginas sobre ‘La receta para la Transformación Digital’, y hoy quiero subrayar lo importante que es acelerar este proceso para no perder competitividad. ¿Cuáles son los ingredientes fundamentales para esta receta? Lo primero y fundamental tener claro el “para qué” de la digitalización, pues este proceso de transformación exige replantear y rediseñar los procesos, abordar nuevos modelos de negocio, seleccionar la tecnología que mejor se adecue a nuestra necesidad y habilite el cambio y, muy importante, reforzar a las personas para que readecuen sus capacidades al nuevo contexto digital. Todo ello en un marco de una arquitectura digital ordenada y priorizada, basada en datos obtenidos, interpretados y procesados en tiempo real. Sin estos ingredientes, la receta de la transformación 4.0 resultará incompleta..

No podemos obviar que los efectos de una transición digital lenta y mal conceptualizada puede tener graves consecuencias para la competitividad empresarial y la economía. Una inadecuada o incompleta transformación digital puede afectar a algunos ámbitos vitales de la organización. Por ejemplo: el talento, que será atraído por empresas más avanzadas en la adopción de tecnologías digitales; la competitividad, ya que sin esta necesaria transición corremos el riesgo de quedar rezagados en un mercado cada vez más exigente en la gestión del dato; la eficiencia, pues será difícil luchar contra los mayores costos operativos y una menor rentabilidad; las oportunidades, por la falta de confianza de mercados o clientes; y la innovación, puesto que el no adoptar tecnologías digitales puede limitar nuestra capacidad de innovación en productos, mercados o servicios.

En contraposición a ello, la transición digital nos aporta numerosos elementos como: acceso a información, lo que mejora el aprendizaje, la investigación y la toma de decisiones; una comunicación global, mejorando las relaciones interpersonales y permitiendo la colaboración y el intercambio de conocimientos en tiempo real. Asimismo, aporta sostenibilidad, ya que la digitalización permite la optimización del uso de los recursos naturales y la reducción de emisiones contaminantes, lo que contribuye a una economía más sostenible 
y respetuosa.

A todo ello se suma, casi diría como ‘ingrediente’ principal, que la transformación digital precisa de la innovación colaborativa con empresas aliadas tecnológicas locales. En este escenario, las empresas que conformamos el Clúster GAIA somos un ecosistema de referencia para la traducción de los retos y necesidades de instituciones y empresas ante una transformación digital sostenible, evolutiva e integradora.