APD y Deloitte llamaron hace unos días a reflexionar sobre ‘el modelo de éxito vasco’, en una jornada diseñada para abordar los diferentes aspectos diferenciadores de Euskadi con respecto a otras regiones: qué son factores estratégicos para la dinamización económica del País Vasco, qué condicionantes tiene nuestra competitividad, y cuáles son los sectores que traccionan la economía vasca. Concierto Económico y riesgo fiscal unilateral; sociedad equilibrada y equitativa; apuesta por la industria; política de clústeres; modelo público-privado de I+D+i, mantenimiento del modelo, pese a la crisis; especialización, e internacionalización fueron algunas de las características del modelo vasco que dibujaron los responsables institucionales, empresariales y académicos. Algo que se reafirma en los acuerdos institucionales alcanzados para poner en marcha diferentes estrategias, como el firmado recientemente para la reforma del Impuesto de Sociedades. Un modelo vasco que trabaja con el objetivo de ser el mejor, sin conformarse con las medias tintas, porque si optamos a lo más alto, seguro que aprobamos, como apuntó la consejera Arantxa Tapia. Pero este modelo no es inmutable, ya que los condicionantes internos y externos cambian, y éxitos pasados no garantizan los futuros. Lo demuestra la inversión en I+D+i que, aunque consiguió crecer en 2016, lo hizo a menor ritmo que la economía, con lo que el ratio sobre el PIB bajó unas centésimas.