Donostia ha acogido el Congreso 14 de Corporación Mondragon, encuentro al que acudieron 650 compromisarios en representación de todas la cooperativas integradas en el grupo.
En esta cita se ha producido la primera intervención oficial del nuevo presidente del Consejo General, Javier Sotil, para presentar el proyecto ‘Mondragon del futuro’ y destacar la necesidad de reactivar la vivencia de los principios y valores cooperativos, y la importancia de contar con proyectos competitivos y sostenibles.
El congreso tuvo dos partes bien diferenciadas: una primera en la que se trataron temas de carácter ordinario, como la admisión de nuevas cooperativas (en este caso, Sareteknika), la ratificación del presupuesto del Centro Corporativo y los descargos de gestión.
Y una segunda sobre ‘Mondragón del futuro’, un proyecto marco definido por los órganos corporativos tras nueve meses de reflexión y que una vez presentado en el Congreso se remitirá a las cooperativas para impulsar la participación de éstas en la definición del proyecto. También cabe destacar la designación de Javier Goienetxea como nuevo presidente de la Comisión Permanente y del Congreso, en sustitución de Agustín Markaide.
Javier Sotil, nuevo presidente del Consejo General, fue el encargado de presentar a los congresistas la primera fase de la reflexión llevada a cabo por los órganos corporativos y que se resume en el informe ‘Mondragon del Futuro’.

En síntesis, el documento reafirma la convicción en la fortaleza y vigencia del modelo cooperativo y de los principios y valores que lo soportan. Asimismo, afirma que se construye desde las cooperativas, que son responsables de sus decisiones y dueñas de su futuro, que comparten un modelo y que se apoyan en la intercooperación y en los instrumentos de solidaridad.
En su intervención, Javier Sotil reivindicó la validez de la experiencia cooperativa, al señalar que “los valores cooperativos nos ayudan a transformar la sociedad, haciendo nuestros entornos cercanos más justos, solidarios y equitativos”. Insistió en la necesidad de hacer “empresa cooperativa”, reviviendo los valores cooperativos; y “empresa competitiva”, compitiendo en el mundo, apoyada en los instrumentos comunes de intercooperación y solidaridad.
Respecto a los cambios más significativos que se proponen en el documento, se hace referencia a la “solidaridad exigente transformadora”, que conlleva un mayor protagonismo de las divisiones para anticipar problemas de competitividad en las cooperativas y una mayor exigencia y rigor por parte de las instituciones corporativas que asignan esos fondos.