La superación de la crisis sanitaria y la reactivación de la economía y el empleo son las dos caras de la misma moneda. Vamos iniciando la recuperación de una cierta normalidad, a medida que vamos pasando de fase. Y de la misma manera, la economía va cogiendo pulso. De una forma tímida aún, pero a medida que los datos sanitarios se van asentando, las empresas, al igual que la sociedad, van aprendiendo a convivir con el virus. Pero, a la par que empezamos a controlar la pandemia, nos enfrentamos con toda su crudeza a una crisis económica y de empleo. Las cifras de empresas destruidas, de ERTE, del paro o de reducción de los ingresos fiscales nos muestran las dimensiones de la situación de la que tardaremos en salir. Y para poder hacerlo de la mejor manera posible y de la forma más rápida es necesario un trabajo colaborativo y compartido. Se comenzó con las medidas de choque para poder poner una red de seguridad. Se ha continuado con la activación de medidas para garantizar la disponibilidad de recursos. Se comienzan a explorar iniciativas que incentiven el consumo y la inversión durante la desescalada. Y en el horizonte se hace necesario preparar un nuevo plan de reactivación y empleo. Un plan soportado por el apoyo de la mayoría política y social, que surja de las próximas elecciones, ya que la magnitud de la tarea colectiva así lo exige.