La reciente cumbre sobre inversión responsable celebrada en Bilbao ha servido, fundamentalmente, para dos cosas: recuperar el papel de Bilbao como plaza financiera –ahora se denomina Hub Financiero de Bizkaia–, y recordar la necesidad de mantenernos atentos ante los riesgos de la mala praxis. Cuando se cumplen 10 años del inicio de la crisis, cuando estalló el caso de las hipotecas ‘subprime’, es obligado volver a insistir en unos pocos valores muy básicos e importantes: la ética, la honestidad, la profesionalidad, la transparencia y la comunicación. Un negocio como el financiero se basa, especialmente, en la confianza y la reputación y durante estos años pasados estas se habían perdido, en una gran parte, porque algunos actuaron de una manera no responsable, cuando no ilegal, y la sociedad desconfió. No todo vale para ganar dinero y mucho menos en estos momentos, cuando se ha utilizado una gran cantidad de recursos públicos para sanear y devolver la confianza. Prestar atención a variables sociales, de gobernanza o de sostenibilidad puede influir favorablemente a una rentabilidad sostenida en el tiempo, además de responder a una demanda social cada vez extendida. Por ello, este ‘Biscay ESG Global Summit’ es importante en esa doble vertiente inicial que apuntábamos y que Bizkaia, antaño reconocida plaza financiera, sea ahora un referente internacional de las inversiones responsables.