Hemos recorrido la primera etapa del PCTI 2030. Una etapa plagada de crisis e incertidumbre (pandemia, Ucrania, Gaza…) que hemos abordado desde el compromiso compartido por la investigación y la innovación, el Auzolana, y con la visión, cada vez más cercana, de “Situarnos entre las regiones más innovadoras de Europa, con un alto nivel de vida y calidad de empleo”.
Euskadi ha contado, y cuenta, con un compromiso institucional y empresarial que ha generado estructuras, procesos y un ecosistema innovador sólido y robusto, que nos han permitido consolidarnos como una región de alta innovación y un polo de excelencia regional europeo. En este primer cuarto de siglo hemos triplicado la inversión de I+D alcanzando casi los 1.800 millones de euros. Entre 2021 y 2024 los presupuestos de apoyo a la I+D+i del Gobierno Vasco han crecido por encima del 9% anual de promedio, hasta alcanzar los 701 millones de euros, la mayor cantidad dedicada nunca en este apartado. 
Contar con una apuesta sostenida y visión a largo plazo, y que construya sobre lo anterior, es necesario si queremos seguir avanzando y mejorar los resultados a futuro.
En estos primeros años de desarrollo de los pilares del PCTI 2030 podemos destacar, entre otros, los avances de la estrategia IKUR 2030 para posicionar Euskadi como un polo científico de excelencia internacional y el lanzamiento de Basque Quantum (BasQ), así como la creación de grandes infraestructuras científicas singulares. También el Impulso de la estrategia Steam Euskadi para incentivar las vocaciones científicas y tecnológicas, junto a la labor de Ikerbasque en materia de talento investigador. Un talento que, como elemento central del Plan, se ha revelado como un reto fundamental para la competitividad futura del territorio.
Desde el liderazgo tecnológico industrial e innovación abierta hemos reforzado los programas troncales de ayuda a la I+D+i empresarial y a la generación de capacidades, y creado nuevas iniciativas de promoción de la innovación empresarial, como Fast Track Innobideak. También se han impulsado, desde nuestros grupos de pilotaje RIS3, nuevos proyectos e iniciativas estratégicas en colaboración público-privada y orientadas a resultados económicos, medioambientales y sociales. Con lo que esto implica de aumentar la direccionalidad hacia la sostenibilidad. Tres de cada cuatro euros de nuestra inversión se dirigen hoy a proyectos de transformación en áreas donde Euskadi dispone de las mayores capacidades científicas, tecnológicas y empresariales.
Como decía Kirmen Uribe, “aunque somos un pueblo pequeño, los vascos siempre hemos tenido la fuerza para seguir adelante…siempre hemos progresado, y hemos sido muy dados a los adelantos tecnológicos, siempre con la mirada puesta en el futuro, con el deseo de mejorar”.