Recientemente, el lehendakari hizo una analogía entre las luces de un vehículo y el proyecto de presupuestos para el próximo año. Y, como los coches, las cuentas públicas deben atender a que el país funcione, tenga estabilidad, solvencia financiera para la sostenibilidad de los servicios esenciales (luces de posición); a que las principales preocupaciones de la sociedad cuenten con recursos (luces cortas), y a preparar el futuro mediante inversiones transformadoras (luces largas). 

Son estos unos presupuestos ambiciosos, más de 16.378 millones de euros, en los que se incrementa el endeudamiento hasta los 2.324 millones, incluyendo 935 millones para activar la iniciativa Eraldatuz 2030. En resumen, un proyecto para continuar haciendo de Euskadi un lugar que inspire seguridad y compromiso, con estabilidad, para favorecer las inversiones. Y que al mismo tiempo emplea una gran parte de sus recursos en no dejar a nadie atrás y atender a los temas que la ciudadanía tiene más presentes.
En los ámbitos más cercanos a la empresa, los presupuestos del Departamento de Industria crecen cerca del 19%, hasta los 750 millones de euros, con el objetivo final de que el sector industrial continúe siendo fuente de progreso, riqueza y bienestar. Entre otras partidas, destacan las que tienen que ver con la puesta en marcha de varios proyectos transformadores, como el relativo a la red eléctrica del futuro, el del ‘hub’ de combustibles renovables, el del ‘hub’ del dato soberano, el del nuevo motor aeronáutico. Por su parte, desde Hacienda se potenciará el papel del IVF como instrumento de transmisión de la política económica, que contará con 857 millones de euros. Y desde Ciencia, Universidades e Innovación se ha presentado un presupuesto para I+D+i de casi 152 millones de euros.

En definitiva, unas cuentas que buscan atender a lo importante para la sociedad actual, a sus preocupaciones, sin olvidarse del futuro al que hay que comenzar a enfrentarse desde ahora mismo.