En unas cuantas ocasiones hemos reflexionado en este espacio de lo adecuado que es atender a lo apremiante, pero sin desviar la atención de lo estratégico. Durante los años más duros de la crisis, ese equilibrio inestable se escoró más hacia lo urgente, a paliar sus consecuencias. Pero en Euskadi nunca hemos abandonado lo importante: avanzar hacia el objetivo de ser una sociedad que basa su crecimiento económico en el conocimiento, porque éste va a ser el que nos permita, en el futuro, seguir haciendo ‘estado del bienestar’ y ayudar a que nadie se quede atrás. Por ello, este camino no se debe truncar. Es más, se debe profundizar en el mismo para garantizar la sostenibilidad del crecimiento. Ahora que estamos en campaña electoral todos los partidos y candidatos hacen suyo este activo, porque es también una seña de identidad de esta sociedad, una parte de nuestro hecho diferencial. Y porque las principales preocupaciones de los ciudadanos, como demuestran las encuestas, están relacionadas con el empleo y la situación económica. Lanzan propuestas que tienen que ver con las condiciones en que desarrollan su actividad las empresas, sus posibilidades de crecer, de mejorar, de innovar y de crear empleo, porque los puestos de trabajo vienen de la generación de actividad económica y eso lo hacen las empresas. Las opciones están ahí, el trabajo realizado y las iniciativas, también.