Las entidades financieras siguen siendo la fuente recurrente y constante de financiación de la empresa, si bien, como afirmaba recientemente el director general financiero de Kutxabank, Joseba Barrena, algo está cambiando también en este ámbito.
Si durante la crisis aquellas entidades con mayor arraigo estuvieron ahí, “a las duras y a las maduras”, hoy ese afán por otorgar crédito está cambiando, pasando de lo que Barrena calificaba de “incorrecta asignación de recursos”, a una apuesta por una “financiación adecuadamente distribuida” entre los distintos proveedores financieros. “Siempre será mejor que la estructura financiera de las empresas se apoye sobre cuatro patas que sobre tres”, afirmaba. Para advertir, además, de que el actual ciclo de dinero barato puede acabar en cualquier momento y que lo inteligente para las empresas es apostar por la financiación a largo plazo, aunque sea algo más cara.
Con todo, la banca se mantiene como el referente. Kutxabank superaba en 2017 los 3.000 millones en financiación a empresas, un 29% más que en 2016 y en el primer trimestre de 2018 ha puesto a disposición para la inversión productiva de las pymes un 7,4% más de financiación que en el mismo periodo de 2017.
Laboral Kutxa, por su parte, que en 2017 incrementaba en un 12,5% el volumen de la inversión crediticia, apoyado fundamentalmente en las nuevas formalizaciones demandadas por las pymes y las grandes empresas, también apuesta por mantener el apoyo a la inversión, cerrando recientemente un acuerdo con el Clúster de Alimentación del País Vasco por el que establece nuevas líneas especiales de financiación que ayudarán a incrementar la competitividad de las entidades asociadas.
También con el ánimo de impulsar a la pyme, promovida en este caso por mujeres emprendedoras, CaixaBank ha incorporado a su catálogo una línea de crédito de hasta 250 millones de euros.