En un entorno bancario sometido a una gran presión regulatoria que encarece las exigencias de capital, al que se añaden nuevos hitos normativos de especial incidencia en el futuro inmediato, como la Ley de Protección de Datos, la directiva PSD2, la nueva Ley Reguladora de los Contratos de Crédito Inmobiliarios, etc., Laboral Kutxa se enfrenta a importantes retos estratégicos, entre los que su presidente, Txomin García, destacó “una transformación de gran calado para dar respuesta a las nuevas demandas en un entorno mucho más competitivo, en el que la tecnología no solo redefine el modelo de relación con el cliente, sino que transforma el propio modelo de negocio”.
La respuesta a este reto, señaló García ante la Asamblea General de la entidad, reunida en el Kursaal donostiarra, será “la omnicanalidad a través de un modelo híbrido, adecuando la oficina física y los roles de las personas a una estrategia multicanal”. Así, las prioridades de la entidad de los próximos años se asentarán, a juicio de su presidente, en tres ejes principales: gestión comercial, transformación digital y gestión de personas.

Por su parte, Julio Gallastegui, director general de Laboral Kutxa, proyectó un escenario de futuro donde la rentabilidad del negocio recurrente va a continuar condicionada por el comportamiento de tres variables significativas: la evolución del crédito, los tipos de interés y la morosidad. Mostró su confianza en la mejora de la inversión crediticia y adelantó que la labor comercial se dirigirá este año al área del seguro.