La siniestralidad laboral ha registrado en los últimos años ‘picos de sierra’ en el País Vasco, con tendencia a la baja, pasando de los 55.200 habidos en el año 2000 a los 33.398 anotados el pasado ejercicio, provocados en gran parte por caídas, golpes, resbalones o desplazamiento de carga, según destacó la consejera de Trabajo, María Jesús San José, en la presentación del Informe anual de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales correspondiente a 2017.
Junto a la consejera, el director general de Osalan, Alberto Alonso, dio cuenta de las principales magnitudes de la siniestralidad laboral en Euskadi, y que se resumen en los referidos 33.398 accidentes laborales con baja registrados a lo largo del año, de los que 33.177 fueron leves, 190 graves y 31 mortales, y entre estos últimos 25 ocurrieron en la jornada laboral, un 26% menos que en 2016, y seis en el camino al puesto de trabajo o de vuelta a casa (‘in itinere’). El Informe no computa la casuística de los autónomos sin protección por contingencia profesional,
Según la estadística son los hombres quienes padecen el 74% de los accidentes en la jornada laboral y también quienes sufren en mayor medida los siniestros graves y mortales (el 82,35%). Atendiendo a la antiguedad en el puesto de trabajo se advierte que los primeros seis meses son críticos, ya que uno de cada cinco accidentes se produce en ese periodo, debido a la menor destreza del trabajador en el desempeño de su función, por lo que se considera esencial el ‘plan de acogida’ a los nuevos empleados.
En cuanto a las enfermedades profesionales, a lo largo de 2017 se declararon 3.080 partes, de los cuales 2.800 se consideraron finalmente como enfermedades profesionales, 227 más que el año anterior. El mayor número de casos se registró en el ámbito industrial, entre los hombres, mientras que en las mujeres el número de casos más elevado ocurrió en empresas del sector servicios.