Cuando fundamos Decidata en el año 2015 nuestro eslogan era “ayudamos a tomar mejores decisiones”.
Queríamos centrarnos en resolver problemas reales aplicando Inteligencia Artificial. Pero desde un punto de vista de negocio. Demostrar que la unión de datos y algoritmos podía ayudar a los directivos a hacer mejor su trabajo. Y así reducir la incertidumbre en la toma de decisiones.
Pero en el año 2015 no se hablaba de Inteligencia Artificial, ni de Machine Learning. 
Se hablaba de cloud, de Big Data, de Criptomonedas, del Metaverso, pero no de Inteligencia Artificial. Casi 10 años después, la situación es justo la contraria. La Inteligencia Artificial se ha ganado un hueco en nuestro día a día. 
Tenemos asistentes como Alexa o Google en nuestra casa. Electrodomésticos Inteligentes. Móviles inteligentes. Todo suena mejor si lleva “inteligencia”.
La evolución de esta tecnología ha sido tan grande, y tan rápida, que hoy y en día puedes tener tu propia red neuronal por menos de 100€ y unas pocas líneas de código.
Y, sin embargo, no hay un uso generalizado de la Inteligencia Artificial en la empresa.
Y no es por los datos. Las empresas cuentan con información en sus sistemas (ERP, CRM, etc.) que bien explotada aporta un conocimiento como no se ha tenido nunca.
Ni por las infraestructuras tecnológica. La oferta de proveedores de almacenamiento y computación en la nube es enorme. Lo que ha llevado a un descenso brutal de los costes.
Ni siquiera por los algoritmos. Hemos llegado a tal nivel de eficiencia algorítmica que no merece le pena invertir tiempo en crear tus propios modelos. 
El principal problema para la adopción de la Inteligencia Artificial en nuestras empresas, somos las personas. 
Y, sin embargo, somos la llave para llevar la Inteligencia Artificial al siguiente nivel. 
El profesor Thomas Malone (MIT) define la Inteligencia Colectiva como la integración entre personas y máquinas para formar colectivos que actúan de manera más inteligente que cualquier persona, grupo o computadora por sí sola.
Debemos parar y reflexionar sobre qué hacemos en nuestro día a día y sobre qué es lo que realmente deberíamos hacer. Qué es lo que aportamos en nuestro trabajo que no puede ser automatizado. Y dejarle todo el resto a las máquinas.
Porque el futuro de la Inteligencia Artificial será la hibridación y no la sustitución. 
Pero para poder incorporar la IA en nuestro día a día es necesario transformar de manera profunda la forma en la que hacemos las cosas.
¿Estás preparado para el cambio?