Las universidades no son únicamente centros de producción de personas empleables, que encajen sin más en unas empresas en las que, por otra parte, cada vez se miran menos las notas o calificaciones de los grados universitarios y más una mezcla de competencias cognitivas y de comportamiento. Competencias entre las que están el pensamiento lógico, la capacidad de entender la raíz de un problema, la comprensión o adquisición rápida de nuevos conceptos, la automotivación, unos modos profesionales de trabajar y de generar confianza y una fuerte ética de trabajo.
Esta reflexión llevaba al rector de la Universidad de Deusto, José María Guibert, a afirmar que en este momento las universidades también han de enseñar a sus estudiantes a pensar, a desarrollar el ‘pensamiento crítico’.
Lo expresaba en su discurso de inauguración del nuevo curso académico 2017-2018, acto presidido por el lehendakari Iñigo Urkullu y que se inició con la lectura de la memoria del curso 2016-2017, a cargo del secretario general, a lo que siguió la lección inaugural titulada ‘Religiones y espiritualidad en la ciudad multicultural’, que ofreció el catedrático de la Facultad de Teología, Vicente Vide.

Desde que en 2007 se implantaron los nuevos grados ‘de Bolonia’, la Universidad de Deusto se encuentra en un profundo proceso de cambio a lo largo del cual, en sus dos campus, se han introducido 11 nuevos grados, 10 dobles grados y siete títulos propios, que este próximo curso serán impartidos a un total de 7.172 alumnos matriculados, aunque sumados los posgrados, doctorado y otros programas de formación, la cifra supera los 11.000 estudiantes.
“Estas cifras son, sin duda, el mejor exponente del reconocimiento social de Deusto y de la confianza que los estudiantes, sus familias y la sociedad en general depositan en nuestra Universidad”, afirmó Guibert.