CaixaBank obtuvo el pasado año un beneficio atribuido de 1.047 millones de euros, lo que supone un incremento del 28,6% con respecto de 2015, superando por primera vez desde el año 2011 la barrera de los 1.000 millones de beneficio.
El resultado obtenido se apoya, según la propia entidad, en la evolución de los ingresos y los gastos recurrentes, que ha permitido que el margen bruto se mantenga estable en 7.827 millones y el margen de explotación alcance los 3.711 millones, un 15,3% más que el año anterior. También han influido un menor impacto de los gastos extraordinarios respecto a 2015 (77,7%) y la reducción de las pérdidas por deterioro de activos financieros y otras provisiones. Así, la entidad aumenta su fortaleza y liderazgo en banca de particulares, alcanzando una cuota de penetración del 29,5%. Su ratio de morosidad ha descendido en el último año 103 puntos básicos, hasta situarse en el 6,9%.