Aportar y contribuir a la ola de la IA y de la cuántica desde Euskadi

Están llamadas a ser las bases de la nueva revolución tecnológica que está conociendo la humanidad. La inteligencia artificial generativa está transformando ámbitos sociales y económicos, siendo capaz de simular razonamientos humanos y automatizar diferentes labores, aunque nunca será capaz de sustituir la creatividad de las personas. Y las tecnologías cuánticas, aún en estado de desarrollo, apuntan a una disrupción con impactos importantes en computación, comunicaciones, ciberseguridad y sensórica. Dos ámbitos al que nos acercamos desde perspectivas diversas en este diálogo con tres expertos.

Los ámbitos académicos, económicos, sociales e institucionales vascos también son conscientes de la importancia que la inteligencia artificial (IA) generativa y la cuántica están teniendo, y van a tener, para hacer frente a las tres grandes transiciones globales, desde la frontera del conocimiento. Por ello, no es casual que ambas materias sean los ejes de la reformulación del Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación PCTI-2030; se incluyan entre los Faros de Innovación, la nueva herramienta diseñada por el Gobierno vasco para orientar los recursos económicos y el capital humano en I+D+i; se contemplen entre las prioridades del Plan de Industria 2030, para abordar la transformación industrial, y se recojan entre los Proyectos Transformadores que van a definir la nueva industria.
Con el objetivo de acercarnos a estos dos campos, que están en boca de todos, pero de los que aún no conocemos todas sus posibilidades, en el marco de esta edición de la Guía de la Innovación del País Vasco, ESTRATEGIA EMPRESARIAL organizó un encuentro entre tres personas expertas que, desde perfiles diferentes, nos ofrecen la realidad, las posibilidades, el futuro, los riesgos y la posición de Euskadi en estas materias. La Facultad de Ciencia y Tecnología de EHU, en Leioa, un espacio de aprendizaje y sabiduría de primer nivel, acogió este diálogo en el que tomaron parte Silvia Núñez, responsable de Transformación Digital en Iberdrola España; Aitor Bergara, director del EHU Quantum Center, y Gorka Artola, CEO de Innkia. Desde distintas percepciones –la investigación (EHU), el desarrollo de soluciones (Innkia) y la aplicación real empresarial (Iberdrola)– los tres invitados ofrecieron sus reflexiones sobre el porqué de considerar la IA y la cuántica como protagonistas del futuro socioeconómico de Euskadi, así como su visión sobre las aportaciones que estas dos tecnologías pueden tener en el avance de la sociedad vasca.

Inteligencia artificial
El CEO de Innika fue el encargado de romper el hielo para centrarse en la IA. Para situar el contexto, hizo mención a lo que él mismo considera un error, que no es otro que definir esta disciplina como nueva, y “data de los años 40”. Eso sí, Artola puntualizó que, si bien esos son sus orígenes, hace muy pocos años, en 2017, se produjo un hecho totalmente relevante para su avance, el descubrimiento de los ‘transformers’, un tipo de arquitectura de red neuronal que transforma o cambia una secuencia de entrada en una secuencia de salida. La capacidad de estas redes neuronales está en la base de la inteligencia artificial y, por tanto, a partir de ahí, se puede hablar de una enorme revolución. “En el ámbito más social, podemos decir que la sociedad se dio cuenta de la envergadura de esta herramienta con la publicación del chatGPT”, puntualiza Artola. 
A esta misma revolución, el director del EHU Quantum Center, Aitor Bergara, la define como un auténtico tsunami. La inclusión de la IA, principalmente en el mundo de la industria, ha sido “revolucionaria y sorpresiva”. No hay duda de que “está aquí y que tenemos que dinamizar actividades que nos permitan utilizar la IA de forma eficiente y efectiva”. 
La responsable de Transformación Digital en Iberdrola España no puede estar más de acuerdo con sus dos compañeros de mesa, afirmando que “la inteligencia artificial ha venido de un salto tecnológico que se ha dado en la última etapa, a un ritmo vertiginoso, sobre todo a nivel industrial”. Silvia Núñez pone de ejemplo el mantenimiento predictivo con ‘machine learning’, lo que supone demostrar el potencial del uso de técnicas de aprendizaje automático (rama de la inteligencia artificial) con “un retorno de la inversión, clarísimo”, puntualiza.
En este apartado, añade que “no tenemos que perder el foco, sobre todo desde las tecnologías más industriales”, y considera un acierto la forma de actuar de Iberdrola, “ya que cuando llegó la IA generativa, ya teníamos conocimiento de datos científicos, un centro tecnológico, con plataformas, infraestructuras, las nubes, es decir, ya teníamos esa dimensión. A mí me gusta decir que la tecnología tiene que responder a una necesidad, a un reto de negocio. Y como ya empezamos a ver algunas tareas en las que la computación tradicional va a poder estar limitada, lo mejor es comenzar cuanto antes a trabajar en ello”, subraya.
Un ejemplo de este camino son las actuaciones de la compañía energética, y Núñez destaca el Centro de IA que tiene en marcha para impulsar proyectos que transformen la cadena de valor del sector energético.
Un centro que ha testado y analizado más de 150 proyectos. Fruto de esta experiencia, califica de muy positiva la ayuda de la IA al sector energético, admitiendo su papel relevante en la “necesidad de integrar más renovables, nuevos factores, como baterías, etc. y también construir más capacidad de red”, lo que, a su vez, afecta directamente a la competitividad, argumentando que, “si tú no eres capaz de darle capacidad de red a un centro de datos, no te preocupes, que se va a ir al vecino a pedírselo”, destaca Núñez. 
En este repaso por la aplicación de la IA en Iberdrola, menciona un ejemplo del buen hacer, el algoritmo MeteoFlow, al que define como “una de las joyas de la corona de la compañía, al permitir calcular hora por hora cuánto va a generar cada uno de los aerogeneradores de nuestros parques para los siguientes días”. Sistemas relacionados con el mantenimiento predictivo, con el fin de evitar averías de forma anticipada; con aspectos relacionados con la tala y la poda para mantener las distancias de seguridad de los árboles; o con la visión de imágenes, son otros ejemplos a los que hace mención.
Además, la implicación de Iberdrola en la transformación digital se quiere extender también a sus proveedores, haciendo bueno su carácter de empresa tractora. Y pone el ejemplo del Global Smart Grids Innovation Hub, ubicado en Bilbao, “un espacio físico tecnológico que actúa como plataforma tractora de innovación, combinando la capacidad tecnológica de Iberdrola con la de las más de 100 entidades y empresas colaboradoras”.

Software y programadores
La influencia de la inteligencia artificial llega ya a todos los ámbitos socioeconómicos, y cabe hablar también de la utilización de la IA por las empresas dedicadas a la programación y desarrollo de software. Es el caso de Innkia, una iniciativa pionera en IA impulsada por Laboral Kutxa, Ikerlan y Corporación Mondragon, basada en el desarrollo fiable y confiable de software mediante inteligencia artificial generativa. En definitiva, se podría decir que la tecnología de Innkia permite a las empresas actualizar de forma automática, rápida y confiable el software de sus procesos y productos, traduciéndolo automáticamente a lenguajes más modernos y robustos, y verificando el correcto funcionamiento del mismo a través de un detallado y exhaustivo proceso automático de ‘testing’ y validación. Su CEO, Gorka Artola, lo define como “un ejemplo de hibridación de esta tendencia global, que es la inteligencia artificial”. 
El hecho de que este soporte vaya inicialmente dirigido al mundo financiero invita a Artola a hacer hincapié en dos aspectos concretos en los que inciden todos los proveedores de modelos de inteligencia artificial generativa. El primero de ellos es no hacer depender ninguna decisión relevante de la respuesta del modelo de IA, al argumentar que, “aunque trabaja como si fuera una persona, no lo es. Por lo que cualquier decisión relevante requiere una supervisión estrecha”. El segundo de los consejos tiene que ver con la información que se le da a la IA para su entrenamiento, que debe ser exhaustiva y correcta.
A partir de estas dos premisas, según Artola, la aportación de Innkia es que dota de fiabilidad y de confiabilidad a la respuesta que te dan estos grandes modelos. “Es decir, aprovechamos toda la potencia y capacidad de la IA para obtener resultados fiables y utilizarlos de una manera adecuada”. Añade, además, otro aspecto clave, el necesario cumplimiento con la normativa, por lo que hace mención a la importancia de que ninguno de los casos de uso incumpla la Ley de Inteligencia Artificial de la UE.
En este sentido, define el software que generan las herramientas de Innkia como “totalmente fiable y confiable”, y señala que la aportación clave de la empresa a esta revolución de la inteligencia artificial va en la línea de dotar a estos grandes modelos no fiables de la fiabilidad necesaria para que, cuando generen código, lo hagan de una manera confiable. “Te puedes fiar de que el resultado que te da esta IA, con el software que desarrollamos, hace lo que tiene que hacer, por lo que ya no necesita supervisión humana”, sentencia.
Sobre su principal aplicación a día de hoy, señala que es la traducción de código ‘legacy’, aquel código fuente que se ha quedado ya obsoleto debido a haber sido generado con lenguajes de programación de hace 50 años y que, por ello, no está preparado para atender ni a las necesidades ni a las amenazas actuales. Por lo tanto, “son vulnerables”. “Nos estamos encontrando con grandes organizaciones cuyo corazón está escrito en un lenguaje que tiene más de 50 o 60 años y, por lo tanto, es vulnerable. Solventar esta cuestión requiere inversiones de muchos años y de mucha capacidad humana que, en ocasiones, las propias organizaciones ni se atreven a cometerlas”, incide durante el diálogo.

Gorka Artola, CEO de Innkia

No tenemos que ser los números uno ni en IA ni en cuántica, porque esto es impensable. Pero la clave está en estar en aquellos puntos donde tenemos que estar y yo creo que no hay debate en estos dos ámbitos

Para cerrar este capítulo, se toca el futuro de la IA, sus posibilidades y capacidad de llegar a realizar muchos procesos que ahora realizamos las personas. “La IA hace cosas asombrosas, que han cambiado totalmente la forma de trabajar en las empresas, incluso en la investigación. De hecho, va a cambiar, o está cambiando ya, la forma de investigar. Pero yo no veo a la IA propo- niendo la teoría general de la relatividad que propuso Einstein únicamente de su cabeza y que fue un ejercicio brutal de creatividad. Para mí, aún es ciencia ficción porque la IA no nos da las causas de algo, nos da el resultado”, estima Bergara. Por su parte, Artola califica la IA como “fuerza bruta. Nos ha sustituido en capacidad de hacer tareas repetitivas muy bien. Pero la labor creativa, yo creo que quedará todavía muchos años en la mente de los humanos”.

Tecnología cuántica
El diálogo aborda ahora la nueva revolución que se comienza a vislumbrar con las tecnologías cuánticas y que los profanos aún somos incapaces de sospechar. Pero el catedrático Aitor Bergara habla de nuevo del “tsunami” que nos van a traer estas disciplinas, impulsadas por la IA. “Aunque la computación cuántica se encuentra actualmente en un estado diferente, de desarrollo, y todavía hay mucho trabajo por realizar antes de que salte de forma definitiva al mercado”, aclara.
Hoy en día “somos capaces de llegar a manipular la materia en sus componentes más básicos, que tienen una naturaleza cuántica”. Pero llegar hasta aquí “ha requerido de un trabajo constante de estudio, investigación y desarrollo, para finalmente visualizar átomos de forma individualizada, jugar con ellos, manipularlos...” Un avance que abre inmensas posibilidades en computación, sensórica, salud y comunicaciones, campos para los que augura un importante desarrollo de futuro, motivo por el cual Bergara considera acertado que la cuántica se haya constituido como una estrategia de país y forme parte de los nueve Faros de Innovación. Ante esta revolución tecnológica, “como estrategia de país, se puede decidir esperar a que los demás lo hagan o ser partícipe de su desarrollo. Y en Euskadi se ha decidido ser partícipe de ese desarrollo”, enfatiza.

Aitor Bergara, Director de EHU Quantum Center

Como sociedad avanzamos con lentitud, especialmente en Europa. Aun así, debemos confiar en que seremos capaces de afrontar la revolución acelerada de la inteligencia artificial y de la cuántica, haciendo valer nuestras fortalezas, no existe otra alternativa

En este punto del debate, le corresponde al director del EHU Quantum Center intentar explicar en palabras sencillas qué es la cuántica. Pero advierte de que es “necesario partir de una mente abierta”, porque no podemos entenderlo utilizando esquemas intuitivos de la vida cotidiana. “Tenemos una visión antropocéntrica: creemos que nuestra mente puede analizarlo todo, pero tiene limitaciones. Nuestro razonamiento se basa en la intuición que obtenemos de lo que vemos a diario, y quizá esa no sea la herramienta adecuada para comprender el comportamiento del mundo atómico”. 
Desde esta recomendación, define “la cuántica como una teoría muy antigua, de más de 100 años, que está basada fundamentalmente en que los experimentos han demostrado que la materia a nivel subatómico tiene un comportamiento que no es el que esperamos, ni el que podemos intuir”. Así, en su explicación se remonta a cuando se demostró que las cosas no son como en un principio nos imaginamos, aludiendo al experimento de la doble rendija, que consiste en disparar electrones o fotones a una pantalla con dos rendijas estrechas. Se esperaba que actuaran como las partículas que formarían dos franjas al pasar por las dos rendijas. Pero sorprendentemente, muestran un patrón de interferencia, como si fueran ondas, como si fuera luz, para lo que es necesario que los electrones pasen por las dos rendijas a la vez.
“Y aquí es cuando nuestra mente empieza a explotar. ¿Cómo puede ser que el electrón pase por las dos rendijas a la vez? Pues eso es exactamente lo que ocurre. Una canica, es decir, un objeto macroscópico, solo puede atravesar una rendija o la otra. Sin embargo, un electrón pasa por una rendija ‘Y’ por la otra simultáneamente”, enfatiza Bergara. “Esa es justamente la diferencia entre el comportamiento clásico y el cuántico. En el mundo clásico usamos la ‘O’: pasa por una rendija o por la otra. En el mundo cuántico usamos la ‘Y’: pasa por una rendija y por la otra a la vez. Eso es lo que llamamos superposición. Es la esencia de la física cuántica, porque permite que un sistema esté simultáneamente en dos estados y explorar varias posibilidades al mismo tiempo”, remarca.
“La unidad de información de un ordenador clásico es el bit, que puede tomar únicamente dos valores: 0 o 1. En cambio, en un ordenador cuántico esta unidad se sustituye por el qubit, que puede encontrarse en un estado de superposición entre 0 y 1 al mismo tiempo. Esta capacidad de estar simultáneamente en ambos estados y de manipular esa superposición es lo que marca la diferencia fundamental entre un ordenador clásico y uno cuántico. La clave está precisamente en este principio —la superposición cuántica— que desafía nuestra intuición y abre nuevas posibilidades de computación”, aclara.
En este punto de la conversación, resulta oportuno sacar a colación la estrategia BasQ y el recién inaugurado primer IBM Quantum System Two, instalado en el Centro de Computación Cuántica IBM-Euskadi, en Donostia. Para Bergara, el superordenador cuántico “convierte a Euskadi en un punto de referencia, nos sitúa en el mapa mundial y, dado que las tecnologías cuánticas están en pleno desarrollo, impulsa la colaboración entre distintas instituciones. Actuará como una especie de faro que atraerá la atención de otros investigadores y favorecerá la creación de una red científica sólida”. A su modo de ver, la elección de Donostia para su instalación no es casualidad. Se debe al hecho de contar con un ecosistema interesante y atractivo, “no solo a las ayudas económicas”. 
En materia cuántica, el CEO de Innkia también defiende este tipo de iniciativas y considera que es clave invertir en ello, porque si no, “alguien lo va a hacer por nosotros”. A su juicio, la pregunta correcta no es ¿qué ganamos con formar parte de este tipo de proyectos?, sino todo lo contrario, “¿qué perdemos si no invertimos en este tipo de proyectos? ¿Qué riesgo estamos asumiendo no estando? ¿Qué hubiera pasado si hubiéramos dado la espalda a la industrialización?, por ejemplo”. Para Artola, “no tenemos que ser los números uno ni en IA ni en cuántica, porque esto es impensable. Pero la clave está en estar en aquellos puntos donde tenemos que estar y yo creo que no hay debate en estos dos ámbitos (la IA y la cuántica). Lo mismo que no hay debate en las energías renovables, por ejemplo”, insiste.
En este momento, Silvia Núñez hace mención, también, a lo positivo de la presencia del supercomputador en Donostia para generar cadenas de valor, “ya que atrae a otras empresas relacionadas con esta tecnología, además de investigación, startups, genera un entorno de interés y, al mismo tiempo, una fuerte inversión de empresas extranjeras. Y nosotros, desde Iberdrola, estamos haciendo una apuesta muy fuerte para que estas tecnologías se integren aquí y que podamos darles cabida”. 
En definitiva, los tres participantes al encuentro se muestran de acuerdo en las oportunidades que puede ofrecer el ordenador cuántico de IBM y hacen hincapié en que se trata de un proyecto que requiere de la implicación de empresas, universidad y, por supuesto, de las personas, “porque para que funcione nos tenemos que sentir parte, lo que requiere generosidad de todos y un trabajo conjunto”, afirman. En este punto, Bergara lanza un mensaje a las empresas para que empiecen a tomar contacto con la cuántica, y a las universidades, para que orienten su investigación pensando en sus posibles aplicaciones. “Las empresas deben animarse antes de que ya tengan su caso de uso. Y las universidades deben orientar su investigación pensando también en las aplicaciones”, resume.

Silvia Núñez, Responsable de Transformación Digital de Iberdrola España

En el caso de la cuántica, es muy importante ir preparándose internamente, porque cuando llegue, todo va a ser mucho más fácil. Y BasQ, con esa excelencia científica que tiene y ese acceso a formación y a grupos de trabajo, nos lo va a permitir

Un ejemplo de ello es Iberdrola, que ha sido la primera empresa en sumarse a la Estrategia Basque Quantum. Para Núñez, no cabe duda, “hay que estar, y para ello, hay que adelantarse”. Reconoce que, “en el caso de la cuántica, es muy importante ir preparándose internamente, contar con gente preparada, porque cuando llegue, todo va a ser mucho más fácil. Por ello, creemos que BasQ, con esa excelencia científica que tiene y ese acceso a formación y a grupos de trabajo, nos va a permitir ir preparándonos. Y también queremos empezar a trastear ciertos problemas, como, por ejemplo, temas de topografía de la red, donde empezamos ya a ver que tenemos limitaciones”. Y no descarta que se pueda llegar a crear un Centro de Excelencia sobre cuántica en la empresa, como ya se hizo en el caso de la inteligencia artificial.
 
Riesgos y velocidad
La última parte de la conversación gira en torno a las implicaciones sociales y los riesgos de estas nuevas tecnologías. Los tres coinciden en señalar a las personas, la dependencia tecnológica, los datos y la ética, como las principales preocupaciones. Gorka Artola tiene claro que los riesgos de la IA están “bastante bien caracterizados. Hay todo un cuerpo legislativo que los anticipa, los desarrolla y los prevé”. Pero insiste en que “los riesgos son más nuestros que de la propia IA. Lo fundamental es que no nos hagamos trampas al solitario y queramos utilizar la IA sin ser conscientes de los riesgos. Porque los conocemos y existen los mecanismos para contrarrestarlos”.
Este es un punto en el que abunda Aitor Bergara. “Yo no soy una persona a la que le guste ver riesgos. Para mí todo este juego es como un experimento y nosotros somos parte de ese experimento. Vamos a ver de lo que somos capaces. Además, el conocimiento no se puede parar. Parar las ansias de conocimiento, ponerle barreras, es imposible. Es otra forma de avanzar que no sabemos a dónde nos va a llevar. Aunque, por supuesto, hay que ponerle un código ético y habrá que regular las cosas porque esto tiene unas consecuencias”. Lo que sí le preocupa al catedrático de la EHU es el “monopolio privado que hay en todo esto. Porque todos los ejemplos de IA generativa, bien sea DeepSeek, OpenAI o Gemini, están en manos de quienes están: tecnológicas no ubicadas en Europa”.
 “La dependencia tecnológica es realmente un problema”, abunda Silvia Núñez, quien recuerda cómo hace unas semanas se cayeron los datafonos de los bancos españoles por un problema en un ‘data center’ de Virginia.
Por último, una característica de la revolución que supone la IA generativa, y se prevé que en cuántica suceda lo mismo, es el ritmo vertiginoso al que se ha desplegado. Precisamente, lo que caracteriza al momento actual es la velocidad. “Esto va muchísimo más rápido que cualquiera de las anteriores revoluciones. El año 2022 es cuando el mundo despierta a la IA generativa. Solo han pasado tres años y ya está en todo. ¿Qué otra cosa en tres años ha tenido este impacto, esta velocidad? No hay antecedentes, ni los móviles siquiera. Los móviles fueron rápidos, pero costó su penetración”, asegura Artola. 
Bergara enfatiza que el despliegue de la IA es un “tsunami. Y no hay estructura que sea capaz de seguirla. Quizás las empresas sean más ligeras. Pero en educación, por ejemplo, hay una inercia que no es capaz de administrar este cambio. Como sociedad somos bastante lentos. Y Europa, especialmente”.

- Entonces, si somos una sociedad lenta, ¿vamos a ser capaces de poder gestionar la revolución acelerada de la IA y de la cuántica?
– “Hay que pensar y decir que sí. Porque no hay alternativa”, destaca Aitor Bergara. 
– “Yo creo que, igual que los demás, a nuestra manera, tenemos que hacer lo mismo. En Euskadi hacemos lo que sabemos y podemos, Europa tiene que hacer lo que puede. Estar en la ola y aportar nuestro diferencial a la ola”, señala Gorka Artola. E insiste en una idea que le gusta repetir: a la sociedad vasca se le dan bien las revoluciones tecnológicas “y esto que estamos haciendo hoy es un ejemplo”.
– “Y además, ahora sí que lo vemos más consciente. El informe Draghi sobre la competitividad europea apunta muchos de estos puntos. Es decir, conocemos esas carencias, ahora hay que tomar acciones claras para que no seamos los últimos”, considera Silvia Núñez.
– “Coger la ola, aportar lo que solo nosotros somos capaces de aportar y contribuir a esa ola. Es lo que nos toca”, remarca Gorka Artola.
– “Exacto”, sentencia Aitor Bergara.

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