Desde sus inicios en los años 70, la cooperativa alavesa RPK, especializada en fabricación de muelles y bobinas de cobre para automoción, vio la necesidad de ampliar mercado para diversificar riesgo comercial. A principios de los 80 y con el apoyo de la Cámara de Álava, potenció su flujo exportador a la UE para finalmente, en el año 2000 y de la mano de HP, uno de sus clientes más importantes, implantarse en Celaya-México y apostar por el sector automotriz NAFTA, que ya entonces presentaba unas favorables expectativas. En opinión de Ignacio Barrio, director financiero de la compañía, la proximidad al cliente, “tomando muy bien su pulso”, ha