El pasado año ha sido un año extremadamente complicado para la economía vasca y sus empresas, siendo el sexto de una crisis económica sin precedentes, que ha debilitado al extremo a nuestro tejido productivo y hecho desaparecer miles de empresas y de empleos. Solo en 2013 cerraron 1.216 compañías, elevando a casi 7.500 las perdidas desde 2008, al tiempo que la tasa de paro alcanzaba el 15,3%. El difícil acceso a la financiación y su carestía ha continuado siendo también otro grave problema que ha restado oxígeno a la capacidad de supervivencia de nuestras empresas. No en vano, desde el inicio de la crisis el crédito destinado al sector pri