Cuando accedimos al gobierno de la Diputación hace cuatro años, existía una sensación de que Gipuzkoa estaba sumida en la parálisis y el enfrentamiento. Atascada en debates estériles, sin poder arrancar infraestructuras y proyectos estratégicos vitales para la modernización del territorio. Afortunadamente, al término de esta legislatura y tras meses de intenso trabajo, la sociedad ya no está preocupada por los problemas del pasado. Nuestro territorio despega hacia la construcción compartida de su futuro. Sin arrogancia, pero con satisfacción, podemos afirmar que hemos cumplido con la palabra dada a la ciudadanía. La economía sigue fortalec