En el actual contexto geopolítico (guerra en Ucrania y necesidad de reducir la dependencia de los combustibles fósiles), Euskadi se enfrenta a un reto mayúsculo: reforzar la autonomía, a través de infraestructuras energéticas eficientes que garanticen efectivamente el suministro, distribución y el almacenamiento. Para ello, es crucial definir una hoja de ruta adecuada e implementar proyectos renovables que apuntalen la descarbonización del ‘mix’ energético vasco. Con un ambicioso horizonte por delante -la cuota de renovables representará el 20% del consumo final-, la CAV es un territorio dependiente del exterior en producción energética, dad